– ¡Buenos días pirata! – dijo al verme entrar
en la óptica.
Llevaba saludándome así desde crío, cuando la
conocí. Por entonces me ponía un parche en el ojo y me decía que, durante dos
horas, sería un pirata: su pirata. Uno de mis ojos no trabajaba bien y ella me
obligaba a ejercitarlo con diversos juegos. Recuerdo un cordón con tres bolas
pequeñitas, y una pelota colgada de una cuerda
rodeada por letras y números; pero sobre todo la recuerdo a ella. Era
entonces más joven pero igualmente preciosa. No sé si fue su terapia visual, o
mi deseo por no perderme ni uno solo de sus detalles a pesar de ser un niño, lo
que hizo que mi ojo izquierdo saliera de su letargo.
Aquel día no necesitaba llevar mis gafas
puestas para reconocer que su mirada estaba triste, sin duda un nuevo desengaño
amoroso; no tenía la suerte en el amor que una mujer como ella merecía. Me
sacaba veinte años y era incapaz de mirarme como yo la miraba a ella, pero no sé
que se apoderó de mí en aquel momento para sincerarme y hablarle de mis
sentimientos tanto tiempo ignorados y escondidos.
Ojiplática escuchó mi alocada declaración.
Una verborrea nerviosa que comenzó hablando sobre la diferencia de edad entre
el presidente de Francia, Macron, y su esposa y que terminó recordándola que
hace años, con unos ojos igual de tristes que los que lucía ahora, me confesó
que siempre soñó con que algún día se la llevaran del trabajo a lo “Oficial y Caballero”
– Yo no soy Oficial, pero estaría encanto de
ser tu Pirata y Caballero… para toda la vida.
Preciosa historia de amor, aunque exista tanta diferencia de edad entre ambos, quizá ella pueda esperar a que él sea adulto, o quizá en esa espera encuentre a alguien en su camino que sí la merezca. ¿Quién sabe?
ResponderEliminarMe encanta que enfoques siempre tus relatos dentro de una óptica como escenario. Me parece sumamente original tu blog, precisamente por ello. ¡Enhorabuena!
Por cierto, por si te animas, en el mío organizo un reto mensual.
Un abrazo.
P.D: en la frase donde el narrador se describe como "su pirata", quedarían mejor dos puntos, en lugar del punto y coma; te falta la "a" en la perífrasis: "(...) me obligaba a ejercitarlo"; "triste" al referirse a los ojos debería ir en plural.
Muchas gracias, entre otras cosas por tus observaciones. Siempre se ha dicho que cuatro ojos ven más que dos, y como puedes comprobar las he tenido en cuenta ;-)
ResponderEliminarAhora mismo voy a pasarme por tu blog. Saludos.
jejeje Que bonito! me ha encantado.
ResponderEliminarA nivel personal, yo de pequeña llevaba un parche, ojo vago ( y cuerpo también)... fui el hazme reír en EGB... hasta que de bien chiquita, me pusieron lentillas.... yo también fui pirata, y de las buenas. ;) Besos.
Jejejeje, pero aquello ya paso...¡Celebrémoslo con ron!, ¡Arrrr! ;-)
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