martes, 27 de noviembre de 2018

LUNES




 Desde hace meses me duelen los lunes. Nunca antes me había pasado, pero creo que mi subconsciente lo asocia al día en que te fuiste para no volver. Nada más despertar la tristeza se hace presente, y la cosa va empeorando hasta llegar a su momento álgido tras dejar a mi hija en el colegio; ella es mi ancla a la vida y a la felicidad. La niña se da cuenta de todo, y eso que mi humor comienza a mejorar tras recogerla al terminar.
Hoy me ha dicho a la salida:
– Deberías cambiar de gafas.
– ¿Por qué? – pregunto sorprendida.
– Mi maestra ha dicho que la vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas.
– Eso lo dijo Alejandro Dumas.
– Bueno, si ya son dos los que lo dicen será verdad.
Sonrío ante el poder aplastante de la lógica infantil. No voy a llevarla la contraria. Sigo su consejo y en lugar de ir derechas a casa pasamos primero por la óptica para encargarme unas gafas nuevas con el firme propósito de cambiar mi actitud. No quiero que vuelvan a dolerme los lunes.

domingo, 18 de noviembre de 2018

PREDESTINACIÓN





 Llevaba toda una vida preparándose para aquel momento, se lo había ganado, y aun así no podía dejar de sentirse como un impostor. Había obtenido las mejores notas durante toda la carrera de Física en la Universidad Estatal de Nueva York, con Doctorado incluido. A sus 32 años ya podía presumir de varios trabajos de investigación publicados por revistas prestigiosas. Y en cuanto al estado físico estaba en plena forma. Iba a cumplir su sueño desde niño, iba a ser astronauta.
Había superado muchas pruebas para llegar a estar dónde estaba, y mucho más duras que un examen visual, pero esa era la que seguía haciéndole sudar más que ninguna. La revisión del ojo derecho fue bien, 20/20 sin graduación; pero la examinadora le cambio el optotipo para el ojo izquierdo y aquello no se lo esperaba. Desde hacía años memorizaba las letras en tiempo record para no atascarse en el 80% de visión, con suerte, pero no contaba con que se las cambiaran.
La examinadora probaba distintas lentes sin mejora. Desistió. Con el ceño fruncido le hizo apoyar barbilla y frente ante un aparato que llamó lámpara de hendidura, y a los pocos segundos de enfoque captó una foto. La imagen se proyecto en un monitor en la pared.
  ¿Te habían dicho alguna vez que tienes una catarata congénita en el ojo izquierdo? – dijo.
– No es una catarata, mírela bien, es la nebulosa Esquimal. Nací predestinado para este trabajo.
Ella le sonrió con compasión. Tras unos instantes de duda borró la imagen y estampó el sello de APTO en su informe.

domingo, 11 de noviembre de 2018

LA PEDIDA



 Mi padre era un óptico con alma de poeta, y no me entraba en la cabeza. Como podía entregarse al mismo tiempo a dos cosas tan dispares y, sobre todo, como podía desviar su atención de algo tan bello por culpa de ridículos versos. “¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul”; ¡Pero, por Dios! Primero sé lo decía de hijo a padre, y con el paso de los años de óptico a óptico, todas las pupilas son negras. Azul sería el iris pero claro, a Bécquer no debía sonarle igual de bien y prefirió rimar con una imprecisión. Como iba a respetar a la poesía si para empezar era incapaz de hablar con propiedad.
El día que entraste en la óptica por primera vez porque querías empezar a usar lentillas estábamos discutiendo por enésima vez sobre la dichosa rima XXI, la verdad es que me encantaba picarle con el tema. Pero algo mágico pasó en aquel instante porque de pronto el amor por la poesía se adueño también de mí, y eso fue porque… Espera que hinque la rodilla y saque el anillo. Eso es porque: “Poesía… eres tú”

domingo, 4 de noviembre de 2018

FIN DE FIESTA




Estuvo tentado de arrancarse las corneas antes de llegar a casa para quitarse aquellas lentillas de fantasía compradas por Internet que estaban destrozándole los ojos, ¡Pero de que narices estaban hechas! Sabía que se había llevado algún animal por delante por el golpe que sintió en el coche, pero es que no veía nada; menos mal que podía hacer aquel camino con los ojos cerrados… literalmente. Los compañeros de farra dormían mientras la mona en el asiento del copiloto y en los traseros. La fiesta de Halloween en la disco había valido hasta el último céntimo de la entrada.
Dejó a sus socios muy perjudicados en el portal del piso compartido mientras marchó a aparcar el coche al parking dónde tenía una plaza alquilada. Alguno dijo que iba a preparar pasta de comer, todos eran de gusa resacosa.
Tras aparcar y conseguir extraerse, no si gran dificultad, aquellos plásticos negros sintió un inmenso alivio. Cerró el coche y revisó el parachoques, debió ser muy grande porque el bollo era importante, pero que hubiera estado más listo.
 Estuvo solo en todo momento hasta que, al abrirse la puerta del ascensor, se encontró con otro noctámbulo que subía del segundo sótano hacia la calle como él.
– Buenos días – saludó mecánicamente, sin tan siquiera mirarle a la cara.
– Buenos días, la fiesta bien, ¿verdad? Con ganas de volver a casa a descansar supongo.
– Ya lo creo.
– Por eso no has hecho ni mención de parar a ver que era lo que te has llevado por delante en la carretera.
Y ya no pudo dejar de mirarle fijamente mientras continuó hablándole.

Cuando llegó al piso tenía mudado el rostro.
– ¿Qué pasa tío? – le preguntaron dejando sola la pasta al fuego.
– De vuelta a casa he matado a un hombre, me lo ha dicho.
– ¿Quién?
– Él
– ¿Quién es él?
– El muerto
– Si está muerto no te ha podido decir nada.
– Si no estuviera muerto no podría tener esa flanja negra horizontal cruzándole los ojos, la señal de Sommer me ha demostrado que no mentía.
– Serían lentillas.
– También me ha dicho que no se va a ir solo de este mundo… ¿Huele a gas?

Y fue lo último que dijo antes de un explosivo fin de fiesta grupal.

LA HIJA DEL FARERO

He oído decir que la séptima hermana de una familia siempre es bruja, y empiezo a pensar que debe haber algo de cierto en esa afirma...