Desde hace
meses me duelen los lunes. Nunca antes me había pasado, pero creo que mi subconsciente lo asocia al día en que te fuiste para no volver. Nada más
despertar la tristeza se hace presente, y la cosa va empeorando hasta llegar a
su momento álgido tras dejar a mi hija en el colegio; ella es mi ancla a la
vida y a la felicidad. La niña se da cuenta de todo, y eso que mi humor
comienza a mejorar tras recogerla al terminar.
Hoy me ha dicho a la salida:
– Deberías cambiar de gafas.
– ¿Por qué? – pregunto sorprendida.
– Mi maestra ha dicho que la vida es fascinante: sólo
hay que mirarla a través de las gafas correctas.
– Eso lo dijo Alejandro Dumas.
– Bueno, si ya son dos los que lo dicen será verdad.
Sonrío ante el poder aplastante de la lógica infantil.
No voy a llevarla la contraria. Sigo su consejo y en lugar de ir derechas a
casa pasamos primero por la óptica para encargarme unas gafas nuevas con el
firme propósito de cambiar mi actitud. No quiero que vuelvan a dolerme los
lunes.
Preciosa la lógica infantil y que de vez en cuando nos dejemos llevar por ella. Muy bonito el relato, aunque en el fondo habla de una pérdida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias :-)
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