martes, 25 de diciembre de 2018

SOY ÓPTICO-OPTOMETRISTA





– Vamos a empezar desde el principio ahora que estamos todos más tranquilos, ¿le parece? – dijo el policía sentándose frente a mí al otro lado de la mesa de la sala de interrogatorios.
Yo me limité a asentir. Él ajustó la luz del flexo mientras me daba tiempo para terminar de beber agua.
– En primer lugar –, dije en el tono más calmado que pude dar a mi voz en aquellas vergonzosas circunstancias – Soy Óptico-Optometrísta, graduado por la Universidad de Murcia. Cuatro años de duros estudios pertenecientes a la rama de Física, 240 créditos. Bueno, pues cuando aquel tipo me preguntó a que me dedicaba y, tras un largo silencio, me volvió a preguntar en tono incrédulo: “¿Pero eso es una carrera?”, perdí los estribos. No me siento orgulloso de lo que hice, realmente estoy muy arrepentido, pero empecé a sentir que me hervía la sangre, todo se volvió rojo y perdí el control de mi mismo. Agente, no es la primera vez que me sucede que me pregunten tal cosa pero creo hoy fue la gota que colmó el vaso, aunque nada justifica mi reacción; lo sé. No me reconozco en lo que he hecho.
– Pero hombre, no se ha dado cuenta de la fecha. Es 28 de Diciembre, no hay que tomarse nada tan a pecho nunca, y menos hoy.
– Tiene razón –. sentencié agachando la cabeza.
– Y ahora en serio –, volvió a hablar el policía – eso que me ha contado es broma, para vender gafas no hay que estudiar en la Universidad, ¿verdad?
La sangre volvió a hervir, todo alrededor se tornó rojo…

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