– ¿Qué, de despedida? – me pregunta el tipo a mi
derecha mientras esperábamos al camarero.
– No, estamos celebrando Santa Otilia, todos los años
nos vamos de cena juntas.
– ¿Santa quién?
– Santa Otilia, es nuestra patrona; todas somos ópticas-optometristas.
– ¡Anda, de verdad! – exclama emocionado – ¿Y tú crees
que debería operarme la vista? Yo con gafas y lentillas voy bien pero…
¡Ya estamos otra vez! No deja de sorprenderme con que
frecuencia, en cuanto revelo mi profesión a extraños, me hacen preguntas
inesperadas; debería acostumbrarme. Está el que abre mucho los ojos y mirándome
fijamente me pregunta si puedo adivinar cuantas dioptrías tiene, el que me
narra con todo detalle como le operaron de estrabismo de niño sin ni tan
siquiera habernos presentado con nuestros nombres, o el que me pregunta si sé
de alguna lente de contacto con la que pueda ir bien, que durante años ha
abusado de ellas y ahora su óptico no acierta. En fin, paciencia. Pero vamos,
que sin tener ni idea de su graduación, de su historial, de nada, me pregunta
si debe o no operarse de la vista; y no lo hace en broma. Por otra parte él
tampoco sabe nada de mí, ¿en serio tendría en cuenta mi opinión? En fin, yo
solo quería un Gin Tonic. Me limito a
sonreír.
El camarero por fin llega y le digo lo que quiero.
Mientras espero decido que le voy a dar una respuesta.
– Santa Otilia significa “hija de la luz”, nació ciega
y tras ser bautizada recuperó la vista. Hoy también se celebra Santa Lucía,
patrona de los oftalmólogos como el que te operará si finalmente lo haces.
Santa Lucía veía, pero le arrancaron los ojos y quedó ciega. No sé… tú mismo.
Y tras darle un sorbo a mi copa me vuelvo con mis
compañeras a celebrar sin más.
Ahí queda...
ResponderEliminarJijiji
ResponderEliminar