La primera vez que fantaseé con ser el Nerón de Quo Vadis
estaba buscando mis gafas de corto de vista sobre el asfalto. Mirando a través
de una esmeralda hubiera contado con algo más de dignidad desde aquella
posición tirado en el suelo, de cualquier manera la imagen la veía en color
verde: verde envidia.
Con todo lo grande que es la ciudad tuvo que tirarme de la
moto el imbécil con su coche, y eso
no era lo peor, lo peor fue que del asiento del copiloto bajó ella como
acompañante. No usaría gafas como yo pero era igual de miope, una miope
emocional de manual. Amaba a alguien incapaz de corresponderla en la misma
medida y que no estaba dispuesto a ofrecerla nada de todo aquello que deseaba
para ser feliz y a mí, que haría todo eso gustoso solo por verla sonreír, ni me
veía. Tirado y hundido como estaba sobre el asfalto decidí que merecían un
escarmiento
Cierto es que me llevaron a urgencias y cuidaron de mi, no
se portaron mal, pero durante todo ese tiempo que estuve convaleciente yo seguí
viéndome como Peter Ustinov haciendo de Nerón urdiendo una venganza. Finalmente
llegó el día, y mientras tocaba una lira invisible a una distancia prudencial,
no dejé de observar como el fuego hería de muerte a aquella pareja. Él lloró
por su coche lo que nunca lloraría por ella, y ella por fin lo vio… me sentí
todopoderoso tras quemarle el coche.
Haría falta alargar un poco el texto para que se ligase a la chica...y de cerca le gustase lo que veía...
ResponderEliminarNo sé, no sé, igual este otro chico tampoco la conviene ;-P
ResponderEliminarMuy bien llevado, la verdad. Además tiene mucha fuerza. Un placer conocer tus textos. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! :-)
ResponderEliminarJajajajajaja me encantó
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