domingo, 22 de abril de 2018

GAFAS CON NOMBRE PROPIO




Sí hubiera que emplear un único adjetivo para definir a mi abuelo este sería fiel. El abuelo inspiraba una confianza inquebrantable en todo aquel que lo conocía, y es que hasta el último de sus días fue un hombre fiel a su familia, a su esposa, a sus amigos, a sus principios… y también a Ray Ban.
El los cuarenta se compró su primera gafa de sol, unas Aviator. En los cincuenta la cambió por una Wayfarer de pasta negra. En la década de los sesenta volvió al metal con unas Caravan. En los setenta se aficionó a las películas de ‘Harry el sucio’ y sucumbió a la Balorama. Esta no fue relevada hasta mediados de los ochenta por la Clubmaster. Y en los noventa me llevó a ver ‘Men in black’, y poco después apareció por casa con unas Predator. Sus últimas gafas fueron una versión renovada de un clásico ya por entonces, pero aquellas New Wayfarer nunca llegaron a convencerle del todo. Poco después nos dejó para siempre.
Ahora el abuelo ya no está, pero no del todo. De él he heredado sus ojos azules, la fotofobia, el valor de la fidelidad, y su icónica colección de gafas que hacen que lo tenga presente todos los días.

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