Era 31 de Octubre, ya había oscurecido, y Oti
se preparaba para cerrar. Hacía poco más de un año que había iniciado su
andadura empresarial en la óptica y por primera vez sentía esa angustia en el
corazón que solo los autónomos conocen. Octubre había sido desastroso. En estos
pensamientos estaba cuando el sonido de la puerta al abrirse la devolvió a la
realidad.
– ¿Tiene
lentillas de colores? – preguntaron unos estremecedores ojos de iris rojos
naturales – Marrones a ser posible.
Oti empezó a
rastrear en el disco duro de su memoria, dentro de la carpeta de patología ocular,
hasta dar con las palabras albinismo
oculocutáneo.
– Sí tengo. –
dijo al mismo tiempo que pensaba que por fin iba a tener una imagen que
presentar a la Gaceta Óptica – ¿Me permite hacerle una foto a sus ojos?... son
extraordinarios.
– Gracias, por supuesto. Pero primero cóbreme
las cajas, por si acaso.
Pasaron al
gabinete. Ya sentado frente a la lámpara de hendidura Oti ajustó el ocular,
enfocó la imagen y disparó la cámara. En el monitor no se registró ninguna
imagen. Repitió la operación y otra vez falló. Entonces se giró para comprobar
la conexión de los cables y en el espejo a su espalda tan solo vio su reflejo.
– Ve como era
mejor que me cobrará antes. – le dijo burlón.
Se volvió de
nuevo hacía él. Ojiplática y muda lo vio levantarse, despedirse y salir.
¿Alucinación
o cosas de la noche de brujas?… mejor ahorrarse la anécdota.
Me muero...!!
ResponderEliminarNOOOOOOOO, ¿Qué sería de este humilde blog sin ti?
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