sábado, 17 de marzo de 2018

FUE POR SAN JOSÉ



Desde que José había conseguido un ascenso a jefe de área de una importante compañía del sector óptico su matrimonio se iba a pique, pero irónicamente el no lo veía. Se había convertido en un hipermétrope emocional, percibía a la legua cualquier deficiencia dentro de su grupo de ópticas, estaba obsesionado por las cifras y los resultados, pero le costaba un gran esfuerzo focalizar su atención en su esposa.

A la vuelta de un viaje a Valencia ella estaba esperándole con lágrimas en los ojos y la duda de si hacer o no la maleta. Siempre le había dicho que quería ver las fallas pero ni por un momento cayó en la cuenta de llevársela con él, a pesar de ser las fechas que eran. Y mientras ella oía girar la llave en la cerradura de la puerta de entrada a casa seguía sopesando si contarle o no todo lo que se guardaba dentro, total, seguro que no la escucharía… como siempre.

Al dar al interruptor del recibidor la luz se fue y entonces, desde las sombras, su mujer le dijo a bocajarro.

– Felicidades por partida doble, porque es tu santo y porque vas a ser papá. ¿Piensas estar a mi lado?

Y de pronto, por primera vez en mucho tiempo y en medio de la oscuridad, José vio la luz.


¡FELIZ DÍA DEL PADRE!

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